Muchos problemas auditivos tienen su causa en enfermedades genéticas. Al igual que otros trastornos genéticos, el Síndrome de Alport es una de las enfermedades cuyo desarrollo afecta a los oídos, además de a otras partes del organismo. La aparición de la sordera hereditaria es una de las consecuencias de tener esta enfermedad, según confirma FEDER, la Federación Española de Enfermedades Raras.
El Mal de Alport, como también es conocido, es una enfermedad genética en la que la alteración en la síntesis del colágeno tipo IV afecta al riñón, a los ojos y a los oídos. En la afectación a la audición, la persona con síndrome de Alport sufre hipoacusia neurosensorial progresiva, donde los tonos agudos se ven especialmente afectados.
En casos como éste, la herencia es un factor para el desarrollo de la enfermedad. El Mal de Alport acaba afectando a la pérdida de audición, ya que las membranas auditivas se ven dañadas y es por ello, que la persona sufre de sordera neurosensorial.
Aunque es una enfermedad que afecta a 1 de cada 50.000 personas tiene unos síntomas muy concretos. En lo que respecta a la audición, el paciente ve dañado los sonidos más agudos, los de alta frecuencia comprendidos entre 2.000 y 8.000 Hz. La pérdida auditiva se da en un 80-90% de los casos y suele aparecer antes de los 40 años de edad.
Dejando de lado el tratamiento renal y ocular, vamos a tratar la solución para la falta de audición que experimenta la persona que sufre este síndrome. Los audífonos son la mejor solución que los profesionales médicos indican para tratar el déficit auditivo. Aunque dependerá del grado de hipoacusia de cada caso, ya que la sordera es irreversible. Aprender a leer los labios y saber lenguaje de signos puede ayudar también en la adaptación de la persona que ve dañada su capacidad auditiva.